(Este
texto no pretende ser una crónica, en todo caso, un recopilatorio de
apreciaciones propias de lo sucedido el 10 de agosto de 2013, en Bayona, con
reses de Fuente Ymbro, que no le hicieron un solo guiño a Iván Fandiño )
Lo de
Francia es otra cosa. Todo cuidado hasta el más mínimo detalle. Los
alguacilillos, impecablemente ataviados —no como en algunas plazas en las que
parece que van con atuendo de baile regional—, imponen respeto, son una
autoridad. Melódico el toque de clarines, muy medieval. Una banda, nada
numerosa, que suena de maravilla y en el momento oportuno. El detalle del
alguacil ordenando a un arenero reparar una zona del piso tras el despeje de
plaza. Público expectante, silencioso, que no rompe apenas con los olés hasta
el final de la tanda. Se premiaba con una dotación económica al picador que
mejor realizase la suerte. Reacción ante la salida del toro al ruedo:
"muuuuu" (más o menos "u" según lo que imponga)
Fandiño
estuvo cumbre. Qué capacidad de entender los toros, elegir los terrenos—en casi
todos en esta corrida en paralelo a tablas— colocarse, tirar de la embestida
hacia delante, quedarse clavado en el sitio, fajarse a más no poder, dar al
toro que le cuesta las pausas necesarias entre muletazos y barrer el lomo del
toro en cada pase de pecho, dejando tremendas estampas. Sacar faenas de triunfo
ante las escasas, a priori, posibilidades de los astados de FY fue toda una
proeza. Qué emoción, incluso miedo, al ver cómo le pasaban rozando los toros.
Qué manera de aguantar y poder al 1º. Las mondeñinas al 2º y las bernardinas al
5º de miedo. Tandas de 6 o 7 en estas dos suertes. No le importó cómo soltaba
la cara por arriba el 5º para atreverse con las bernardinas por ese pitón.
Ningún toro, a excepción del 5º por el derecho, que tuvo calidad, tenía largo
recorrido, por lo que deslucieron más de un pase que hubiese sido un cartel de
toros. Y aún así los hubo. La forma de engancharlos, llevarlos cosidos a las
telas aguantando las inciertas embestidas sin ritmo de más de un toro. Muy
asentado toda la tarde. Un par de desarmes algo inoportunos que supo compensar
en la siguiente serie.
Se
perfila muy en corto para matar. El resultado de los espadazos ya se sabe.
Me
gustaron mucho todos los miembros de las cuadrillas bregando con el capote. Muy
bien Miguel Martín y el que banderilleó al 6º, que quiso asomarse al balcón y
al que deslucía la suerte el toro al doblar las manos a la salida del par. El
sobresaliente, por las ganas que tenía, tuvo un leve despiste al finalizar su
quite e irse al burladero en vez de ponerse al quite detrás del banderilleo de
turno. Bien hecha la suerte por los picadores del 1º y del 6º, aunque no fuese
lúcida por las condiciones de los animales, que no se arrancaron en largo.
A pesar
de que la corrida de FY no estuvo al nivel de lo esperado, me lo pasé fenomenal
con los compañeros fandiñistas del viaje en bus desde Madrid, unos cracks, con
mi colega Vicent en el tendido, con el público de Bayona y con el toreo
arriesgado, asentado y cumbre de Fandiño. Magnífico recuerdo y con muchas ganas
de volver a Francia a ver toros, de ver torear a Fandiño y de una buena corrida
de Fuente Ymbro.
Abel Frías Mazuecos
Enhorabuena por el artículo Abel. Un abrazo!!
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