Ayer nos enteramos de la triste noticia de Laureano de Jesús. No veo mucho la televisión aunque creo que no se le ha dado la importancia que tiene o debería tener(corríjanme si me equivoco), esa importancia que le dan a cuando hay tres (literalmente) soplagaitas (algunos también literalmente) con cartelitos o silbatitos delante de una plaza de toros. Pero eso es otro cantar, a parte de una falta de ética, moral, y objetividad.
Pero hoy no queda otra cosa que premiar y rendir un pequeño homenaje a aquellos que tienen una afición desmedida, torean lo que nadie quiere, no salen en el papel couché, ni siquiera en el papel de revistas "especializadas". Aquellos que sus seguidores se pueden contar en familiares, amigos y aficionados de verdad que el caprichoso destino los ponga en su camino. Esos mismos que tienen que alquilar un traje de luces o se ponen delante de auténticos pavos/barrabases en pueblos perdidos de la mano de Dios. Esos que una triste y humilde pensión hace las veces de los lujosos hoteles que enseña la cara bonita del toreo.
Esos románticos que se tragan toda la tralla, talanqueras, portátiles, leones, polvo, condiciones infrahumanas, improperios y mala afición. Los que hay que puntuar cada día salga lo que salga, ya no por torear más y en mejores condiciones, sino para no perder el pequeño estatus dónde están sumidos. En los que recaen las injusticias y canalladas del sistema y los primeros en dejar de contar con ellos.
Por eso este pequeño homenaje a Laurenao de Jesús y a tantos otros como él que durante toda la vida han sufrido el revés y el lado oscuro y triste de la fiesta, y a los que a pesar de darse cuenta, siempre han estado ahí. Ellos en esos momentos de tristeza, soledad, impotencia y ocasionales ovaciones, pueden sentirse tranquilamente: TOREROS.
@Sergiogordilloh
