Hoy nos
toca contar lo currido en la corrida de Adolfo, pero vayamos por parte.
Seguro
que ustedes conocen a Antonio Lorca, crítico de ElPaís, pues bien, cojan su
cara y quítenle 30 años, o háganle un
lifting mental en caso que tengan madera de cirujanos plásticos, ahora ahora
imagínenselo sudando a chorros, y ahora pónganle una vena a punto de estallar
en la frente y muy muy delgado. Ahora
imagínense a este engendro mezcla de Antonio lorca con un bacala de polígono
valenciano llevando una camiseta de Iron
Maiden y purito finito. Iba acompañado de otro chaval de aspecto taurino
correcto, excepto cuando le mirabas el pelo, que atención: ¡tenía mechas!.
Bueno, pues cada vez que salía un Adolfo su frase era: ¡Este pá Morante! Y solo saltaban como resortes cuando Ferrera
clavaba (aunque ayer precisamente no fue su tarde con los palos) o lo hacía la
cuadrilla de Castaño.
Después
hablaban de picos y de bragueta. Aunque al ver la forma enfermiza del heavy
talibán sudar y su extrema delgadez, no me quedó claro qué tipo de pico
hablaban… (si, es un chiste cruel).
Pero
bueno, ellos a lo suyo disfrutando dando lecciones del supuesto Cossío. Pues un
buen “cosío” madrileño le daba yo, que ahí si que no hay trampa ni cartón, sólo
comer y comer.
La
corrida de Adolfo, no nos vamos a engañar, fue mala y muy muy complicada.
Antonio
Ferrera le aguantó mucho al su primero con un arrimón pseudoverdadero, aunque
hay que decir que estuvo firme de verdad, no perdonó un quite y estuvo lidiando
y sacando a los toros del peto en todo momento, grandiosa su lidia y capote
toda la tarde. En banderillas estuvo desdibujado y muy bullanguero, destacando
un par en dos tiempos que enfadó y le puso en contra al tendido 7. Al 4º de la
tarde un toro noble, templado, al que tardó en cogerle el aire, lo toreó muy
bien, sin ayuda y con muletazos de trazo largo y profundo. Pinchó arriba y dejó
un estoconazo, con el estoque, no sé si fruto del momento o inspiración le
descerrajó tres naturales, (que volvió a enfadar a un sector de la plaza).
Cortó una oreja con división de opiniones. Yo a Ferrera le tengo un cariño
enorme, con él me emocionaba de pequeñito en plazas extremeñas perdidas de la
mano de Dios, aún con sus series de trallazos. Hizo llamar a mi corazoncito y
por eso esa especial simpatía por él, por supuesto su pundonor y entrega es
irreprochable en cada tarde.
Javier
Castaño anda desangelado, siempre tapado por su cuadrilla y sin ideas. Lo dejó
claro el domingo, muy espeso e incluso pesado delante de la cara del toro.
Silencio y Silencio.
Iván
Fandiño, pilar de la feria de Otoño tampoco estuvo bien, simplemente correcto.
Sinceramente yo esperaba más. No termina de dar el puñetazo encima de la mesa y
eso me desilusiona y me frustra, pero habrá que esperarlo, es el hilo romántico
que une a un aficionado con su torero, y cuando ocurre algo se siente de verdad.
@Sergiogordilloh